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La forma tradicional de transmitir una información es aquella en la que un emisor emite un mensaje que es captado por un receptor. Pero este modelo ha sido superado con la revolución telemática (unión de las telecomunicaciones -comunicaciones a distancia por teléfono, televisión, radio o telegrafía- con la informática), donde ya no hay una secuencia lineal entre emisor, mensaje y receptor. Ahora los mensajes pueden llegar de muy diferentes formas a un receptor e incluso el receptor puede interactuar con el emisor y el mensaje.

A partir del último tercio del siglo XX tiene lugar la informatización de la sociedad con la revolución que han originado las nuevas tecnologías. Hoy se habla de autopistas de la información, en función de la existencia de una infraestructura donde las empresas, las escuelas, las bibliotecas y los hogares pueden estar interconectados entre sí. Estas nuevas redes de telecomunicaciones permiten suministrar información a todos los ciudadanos cuando y donde ellos quieran y son la base para el comercio, la enseñanza, el trabajo y el ocio. Este contexto es el llamado ciberespacio.

La sociedad de la información se configura mediante un sistema de comunicaciones accesible, económico, abierto y global, que trasciende las fronteras políticas y culturales y hace que la sociedad funcione como una red que interconecta cada vez más a las personas, ofreciendo procedimientos rápidos y baratos de diseminación y difusión de datos, contenidos e información.

Las TIC emplean aplicaciones informáticas para transformar, almacenar, gestionar, proteger, difundir y localizar los datos necesarios para cualquier actividad humana. En esta tarea, los ordenadores no son los únicos medios para la transmisión de información, pues también se usan los teléfonos móviles, la televisión, la radio o los periódicos digitales.

El aluvión de datos que provocan las TIC está generando cada vez más información sin explicación, que produce muchas veces la sensación de que a medida que esta aumenta, se conoce o se entera uno de menos, por lo que la sociedad de la información debe abrir la puerta a una nueva sociedad, cada vez más compleja, que debe ser más una sociedad del conocimiento que de la información.

En la sociedad de la información, esta es unidireccional, ya que se emite o difunde de forma masiva sin que lo importante sea conocer la respuesta. Por el contrario, en la sociedad del conocimiento, el intercambio de la información es interpretativo y relacional, ya que se elabora y se enriquece en la medida en que se comunica, es decir, se comparte.